Un crecimiento menor a lo estimado a principios de año, de 4,8% a 3% o tal vez menor, de acuerdo a estimaciones de organismos internacionales.
La economía boliviana cierra la presente gestión con aumento de deuda, escasez de dólares, alta informalidad, déficit comercial y una irregular provisión de hidrocarburos en el mercado nacional, sin embargo para el Gobierno todo está bien.
La semana pasada, en un encuentro con periodistas el Presidente Luis Arce, dijo que no hay crisis, y que además Bolivia está dentro de las economías que más crecerán, pero también aseguró que la subvención a los hidrocarburos continuará.
Indicó datos de baja inflación, una desocupación menor y un crecimiento por encima de 2%, pero no mencionó que la inflación reprimida se basa en un subsidio de más de 2.000 millones de dólares, la informalidad absorbió a los trabajadores, pero con precarias condiciones, de acuerdo a analistas económicas que publicaron en las redes sociales sus puntos de vista.
Deuda
El analista financiero, Jaime Dunn, en un foro sobre Perspectivas Económicas y Desafíos Empresariales 2024, organizada por BRAQ CorpAffairs & Communications, indicó que las perspectivas de Bolivia no están bien para este 2023.
Adelantó que los niveles de deuda mundial siguen subiendo, mientras que la deuda pública de Bolivia (externa e interna) bordea el 80%, pero el Gobierno para seguir adquiriendo obligaciones internacionales menciona solo a la externa, la misma estaría en 29,5%.
El ministro de Planificación del Desarrollo, Sergio Cusicanqui, en declaraciones a la prensa, explicó que el endeudamiento no es problema para la economía nacional, ya que Bolivia tiene todavía margen.
Bolivia recientemente pagó los servicios de deuda en agosto, y para ello tuvo que vender las reservas de oro para cumplir con esta obligación, ya que la sombra del default estaba rondando, por ello presionó el Gobierno para la aprobación de la Ley del Oro.
Dunn alertó que el pago de la deuda a nivel internacional será alto, la mayoría de los países destinarán más recursos para cumplir con esta obligación y descuidarán al resto de la población.
Hace un mes atrás, el presidente del Colegio de Economistas, Fernando Romero, informó que la deuda pública alcanzaba a más de 80% con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), y similar apreciación indicaron organismos internacionales, como el Banco Mundial.
El economista Alvarado A. Julio G. escribió en X @alvaradojulgas: No hay dólares. No hay combustibles. El déficit fiscal es alto desde 2015. La deuda externa e interna sobrepasó el 80% del PIB. Reservas Internacionales Netas no llegan a los 2.000 millones de dólares. El 80% de los trabajadores están en la economía informal. Pero no estamos en crisis.
Entretanto, el economista Gonzalo Chávez Álvarez escribió en X @GonzaloCHavezA: “No hay gas, diésel, dólares, los subsidios son elevados, el déficit público es gigante, el crecimiento económico es bonzai, el vecino tiene caspa, el jefazo está con almorranas y caen las reservas internacionales. ¿Sabes quiénes son los culpables del safarrancho? Pues opinadores”.
Asimismo, el empresario y economista Samuel Doria Medina escribió en la red social X @SDoriaMedina: La falta de dólares está llevando a una serie de restricciones y distorsiones. Para capturar divisas, el Gobierno perjudica las inversiones privadas en el extranjero, incluso las de la Gestora. Se busca un alivio que durará poco, porque la solución es estructural.
“A septiembre de 2023, la deuda externa llegó a 13.408 millones de dólares y la deuda interna a 128.115 millones de bolivianos (unos 18.407 millones de dólares)”, señala una publicación de la Fundación Jubileo, de hace unas semanas atrás.
Por su parte, Romero alertó que para el próximo año el Presupuesto General del Estado (PGE) 2024 proyecta más de 4.000 millones de dólares en deuda externa y en interna 11.000 millones.
Combustibles
Hace unas semanas atrás, el sector productivo y el transporte sintieron la escasez de combustibles en el mercado nacional, a pesar de los anuncios del gobierno que todo se normalizó, las estaciones amanecían cerradas, y en otros las filas de los camiones eran largas para provisionarse de diésel.
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