Lana del Rey, una de sus musas, acaba de protagonizar la última campaña para Skims que recoge todos los elementos de esta estética que reivindica lo tradicionalmente femenino.
No hay más que escribir la etiqueta #coquette en TikTok (17.800 millones de visualizaciones) o Instagram (1.487.236 publicaciones) para darse cuenta de que esta tendencia, que parece resurgir cada vez con más fuerza, ha vuelto a situarse en el primer plano de la moda. La estética coquette, cuya palabra francesa se traduce como coqueta, es, tal y como la describió la estilista Marisa Ledford en People, “un estilo híper femenino, que hace referencia a la época victoriana de la Regencia y en el que los vestidos de muñeca, los volantes, los lazos y los colores pastel son los elementos distintivos”.
Aunque ha sido la generación Z la última en apropiarse de esta corriente, encontramos sus orígenes en el 2010, coincidiendo con el estreno de la película María Antonieta de Sofia Coppola y el auge de Lana del Rey como uno de sus iconos de estilo principales. Estos dos referentes siguen manteniendo su vigencia como fuente de inspiración y la última campaña que Lana del Rey he protagonizado para la marca Skims con motivo de la celebración de San Valentín así lo confirman. La campaña publicada hace unas horas incluye todo lo que la corriente coquette idolatra: lazos a gogó, transparencias, gatos y tejidos delicados como el satén y el encaje. Laura Pitcher del The New York Times se preguntaba en un artículo a finales del año pasado si habíamos superado ya la fiebre del lazo, reflexionando sobre el hecho de que que cada vez que parecía que esta tendencia había llegado a un punto de saturación otra influencer o situación coquette hacía resurgir todo de nuevo.
Las mujeres que protagonizan las imágenes de street style más comentadas desde luego no parecen estar cansadas de la tendencia, sino todo lo contrario, y así durante la pasada temporada de desfiles no era difícil encontrar alusiones a esta corriente: lazos decorando todo tipo de prendas –más o menos extravagantes, más o menos románticas–, en el pelo e incluso pegados en la cara, alusiones al universo infantil como la habitual fórmula de combinar zapatos con calcetines de calados y lazos y la paleta de colores pastel.
Que esta tendencia sigue más viva que nunca también es algo que corroboran marcas de moda como Rodarte, en su colección de primavera-verano 2024 que se inspira en un jardín de flores y en las siluetas de la década de los 30. O en la de Simone Rocha para la misma temporada con los grandes lazos, el encaje, el tul y las flores como grandes protagonistas de su colección –y en su propuesta tanto femenina como masculina.
La tendencia coquette ha llegado incluso al universo de la belleza, con una manera de maquillarse que traslada esos cánones de muñeca a las mejillas sonrosadas, los labios de un sutil color rosa y un eyeliner que acentúa la mirada rasgada y que encuentra algunos de sus referentes más actuales en Lily Rose Depp o Anya Taylor-Joy.
Nos preguntamos si quizá la tendencia esté llegando a su punto álgido al comprobar cómo en las redes conviven bajo la misma etiqueta imágenes inspiradoras de esta estética con los memes más virales que consisten en añadirle un lazo a cualquier objeto y transformar cualquier palabra en una que se asemeje a coquette, sugiriendo así que el gesto híper femenino de añadir un lazo a tu estilismo es ya algo tan masivo que ha perdido todo su sentido original.
En cualquier caso, sus seguidoras defienden esta tendencia y explican cómo ha ido evolucionando de manera que, si antes Lolita de Nabokov era una de sus fuentes de inspiración originarias, ahora huyen de esa inocencia sexualizada tan controvertida. Una de las representantes de esta corriente en TikTok, Kellen Becket, explicaba esta tendencia en Nylon así: “Ser femenina y abrazar esa feminidad no estaba bien visto en el pasado. Pero ahora disfrutamos de esta ápoca de reivindicación de lo híper femenino gracias a tendencias como la de Y2K y el Barbiecore”. Una explicación que tiene todo el sentido en el momento actual de reivindicar la expresión propia, olvidándose de los prejuicios y en la que el empoderamiento femenino pasa por el de apropiarse de todo aquello que ha servido de burla o menosprecio a la mujer. Un motivo por el que la tendencia coquette todavía podría tener mucho recorrido más allá de lo meramente estético.
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